martes, 20 de febrero de 2007

La Rueda del Tiempo, de Robert Jordan

La Rueda del Tiempo Gira, y las eras llegan y pasan y dejan tras de sí recuerdos que se convierten en leyenda. La leyenda se difumina, deviene mito, e incluso el mito se ha olvidado mucho antes de que la era que lo vio nacer retorne de nuevo. En una era llamada la tercera por algunos, una era que ha de venir, una era transcurrida hace mucho, comenzó a soplar un viento en las Montañas de la Niebla. El viento no fue el inicio, pues no existen comienzos ni finales en el eterno girar de la Rueda del Tiempo. Pero aquél fue un inicio.
Así comienza la que yo considero la mejor saga de literatura fantástica desde Tolkien, la que está llamada a ser, sin lugar a dudas, uno de los grandes pilares del género, y en mi humilde opinión una opción acertadísima para todo amante de la literatura en general. La Rueda del Tiempo sólo puede definirse con dos epítetos en absoluto hiperbólicos: grande y ambiciosa.

Aclamada por la crítica y engalanada con un sinfín de premios, la mayor baza de esta impresionante saga es un mundo perfectamente elaborado y que emula el arduo trabajo realizado en su día por Tolkien; ¿es por esto poco original?, ¿lo mismo de siempre? Ni hablar. No esperéis hallar en esta serie el habitual mundo de espada y brujería, las clásicas naciones gobernadas por humanos, las ancestrales arboledas elfas o las profundas minas enanas; olvidaos también de las tradicionales Torres de Hechicería, de los magos con sus conjuros, de los sacerdotes consagrados a sus dioses y de los dragones y unicornios... todas esas leyendas, tan explotadas hasta la saciedad en este género, aquí no tienen cabida.

El mundo de Jordan es fresco, novedoso, con su particular organización política, estatus sociales, países y razas a cuál más interesante: trollocs y fados, humanos y ogier, Aes Sedai y Guardianes, Aiel y Atha'An Miere, Renegados y Engendros de la Sombra... todo ello se fusiona con lo que es el elemento clave de este atractivo universo: el Poder Único, aquel que, dividido en sus vertientes masculina y femenina (Saidin y Saidar) sólo pueden encauzar unos pocos. ¿Es esto símil de magia? Ni en broma. En esta obra maestra no encontraréis jamás la palabra "mago" o términos como "hechizo", "encantamiento" o "conjuro". El Poder Único es energía, la que se desprende de los cinco elementos de la Naturaleza y con la que los afortunados capaces de controlarla tejen ataques y protecciones, realizan complejos entramados de flujos ora de tierra, ora de agua... todo ello igual que el discurrir de las edades en este mundo: la misma Rueda del Tiempo, la Urdimbre de las Eras. Como nota final, y no contento con todo este despliegue de imaginación, Jordan tampoco ha dudado en organizar un complejo lenguaje conocido como Antigua Lengua; ¿os recuerda esto a algo?

No espero que entendáis de inmediato el funcionamiento del universo de Jordan; muy al contrario, es algo TAN extenso y TAN rico en detalles que se entrelazan unos con otros que jamás podríais comprenderlo a no ser que decidiérais iniciaros en la saga. Conceptos como el Tel'Aran'Riod o el Mundo de los Sueños; ta'veren o los "elegidos del Entramado", personas que en La Rueda del Tiempo son seleccionados como un hilo de la Urdimbre y que cambian todo a su alrededor, careciendo de la capacidad de controlar su destino... en fin, esto, y muchas más cosas, sólo cobrarán sentido en vuestra imaginación si elegís la opción de leer. Y cuando lo entendáis, y todavía tengáis los ojos demasiado desorbitados para asimilarlo todo, la magia de la serie os habrá atrapado y ya no podréis escapar de ella.

A todo esto hay que añadirle el magnífico estilo literario de Robert Jordan. Es un maestro de las descripciones; puede pasarse toda una página describiendo un ambiente hasta el más mínimo detalle, ya sea natural o arquitectónico; emplea metáforas, símiles y otras figuras en su justa medida, posee un vocabulario extensísimo y sabe distinguir muy bien entre el habla coloquial y el más aristocrático. Las reflexiones de los distintos (y muchísimos) personajes de la saga son una gozada, así como su gradual evolución, y debo decir que yo misma me inspiro muchas veces en esto para mis propios escritos. Pero lo más singular de este escritor, sin lugar a dudas, es la capacidad que tiene de hilvanar y entrecruzar un sinfín de tramas y subtramas, entremezclando a los protagonistas de la saga en una red de longitud incalculable y con resultados tanto inesperados como fascinantes. Si su abanico de obras fuera más amplio, iría a cazar el resto de sus historias sin pérdida de tiempo.

· Argumento:

La Rueda del Tiempo gira...

Tal y como expliqué al comienzo del reportaje, tales palabras dan inicio a la historia de tres muchachos que, antes de poder evitarlo, se ven abocados a un destino del cual no pueden escapar, pues el eterno entramado de La Rueda del Tiempo gira en torno a ellos sin remisión. Rand al'Thor, pastor de la recóndita región de Dos Ríos, y sus amigos, Perryn Aybara y Matrim Cauthon, hierven de emoción ante la cercanía del Bel'Tine, festividad dedicada a la llegada de la primavera. La llegada de un buhonero al pueblo es tan proclamada como la de un rey, pues trae consigo noticias de un mundo asolado por la guerra; Aes Sedai, o mujeres encauzadoras del Poder Único, y sus Guardianes; Falsos Dragones; fados, trollocs y otras criaturas servidoras de la Sombra... en fin, seres que en la beatífica paz de Dos Ríos son casi, si no completamente, legendarios. Al menos hasta que, la víspera del Bel'Tine, un extraño jinete envuelto en negros y estáticos ropajes acecha a Rand al igual que una enigmática sombra, y esa misma noche él y su padre son atacados por los hasta entonces míticos trollocs, horrendos engendros ávidos de sangre. Moraine, una hierática dama que se revela como Aes Sedai, y su Guardián, Lan, comunica entonces a Rand, Mat y Perryn que los servidores de El Oscuro, encerrado en su prisión milenios atrás, van tras ellos por motivos desconocidos. Los tres campesinos se ven entonces obligados a hacer algo que jamás pensaron que tendrían que hacer: marcharse, huir de su pueblo natal en compañía de sus dos nuevos protectores; Egwene, la hija del posadero; y Thom Merrilin, juglar errante. El destino que les aguarda a los tres es aún incierto...

· Edición:

Título original: The Wheel of Time.
Autor: Robert Jordan.
Editorial: Timun Mas.
Precio: 17' 58 todos los libros (rústica). Entre los 20 y 30 € según el lugar y la antiguedad del libro (tapa dura).
Género: Fantasía Épica.
Encuadernación: Rústica (1º edición bastante pésima en la que empiezan a dividir los libros a partir del cuarto sin motivo aparente, cobrando el mismo precio por ellos que si fueran uno sólo). Tapa dura (nueva edición bastante más cuidada, aunque siguen dividiéndolos).
Enlaces de interés:
· Tor Books: sección dedicada a Robert Jordan en el site oficial de la editorial.
· Robert Jordan's Official Blog: Site oficial del autor de esta extraordinaria saga.
· Espejos de la Rueda: (magnífica comunidad hispana de La Rueda del Tiempo, y que actúa también como un excelente magazine literario).
· WOT Encyclopaedia: No he escrito mal el nombre, aunque lo parezca xD. La enciclopedia virtual del mundo de Robert Jordan, con información a fondo de la historia, geografía, personajes, organización, razas, objetos, etc. Imprescindible para todo buen fan de la serie (en inglés).
· Editorial Hayakawa: Site oficial de la editorial japonesa de la saga. En ella, además de información (en japonés, obviamente) se pueden encontrar las portadas niponas de la serie, completamente al estilo manga (muy chulas, la verdad).
ISBN: 84-480-3117-2 (Obra completa).
Otros datos: La difusión de La Rueda del Tiempo entre los fans es tal que ya no queda mucho para que vea la luz en España el cómic Nueva Primavera, precuela de lo sucedido en la serie e inspirado en el libro homónimo. Podéis ver algunas de las imágenes AQUÍ.
Lista de Libros: (Pongo la edición inglesa por el sencillo motivo de que no están divididos, como ocurre en la española. Si sois diestros en dicho idioma os recomiendo conseguirla original):

1. The Eye of the World (El Ojo del Mundo).
2. The Great Hunt (La Gran Cacería).
3. The Dragon Reborn (El Dragón Renacido).
4. The Shadow Rising (Ls Sombra Creciente).
5. The Fires of Heaven (Cielo en Llamas).
6. The Lord of the Chaos (El Señor del Caos).
7. A Crown of Swords (La Corona de Espadas).
8. The Path of Daggers (El Camino de las Dagas).
9. Winter's Heart (El Corazón del Invierno).
10. Crossroads of Twilight (Encrucijada en el Crepúsculo).
11. Knifes of Dreams (aún inédito en España).
12. A Memory of Lights (aún inédito en España). *

* Jordan está escribiendo el libro número 12, y el que será el desenlace de la obra, en estos momentos; no obstante no se sabe si podrá terminarlo. ¿Motivos? Desde hace años lo acosa una enfermedad genética mortal que, con tratamiento, permite al poseedor vivir una media de cuatro años. Su combate contra la enfermedad va bien, pero en cualquier momento puede pasar lo peor. Sin embargo, el autor se ha prevenido dejando multitud de anotaciones respecto a cómo tiene planeado finalizar la serie, para que de ese modo otro escritor tome el relevo.

"Que encuentres agua y sombra en este día" (despedida Aiel).

lunes, 19 de febrero de 2007

1º Salón del Manga de Gran Canaria

Sí, señores, como lo oyen. He estado a punto, muy a puntito, de ataviarme con alguna especie de ajada túnica, raparme la cabeza al cero y rezarle a Buda, o a Dios, o a Zeus... en fin, para el caso es lo mismo. Afortunadamente al final ha prevalecido mi (a veces escaso) sentido común; no, no he hecho nada de eso... pero digamos que continúo en un estado de estupefacción permanente y al borde de la apoplejía xD.


(En efecto, más o menos ésta
fue mi reacción al llegar a mis
ojos tan magna noticia. Ahh,
Gourry, y pensar que lo consideraba
exagerado la primera vez que lo vi...
cómo lo entiendo ahora xD).




A lo que iba... tal y como reza el título del pergamino, los próximos días 16, 17 y 18 de Marzo se celebrará en el salón Ateneo de Vecindario el 1º Salón del Manga de Gran Canaria. En estas tres jornadas tendrán lugar eventos que no tienen nada que envidiar (NADA) al Salón de Barcelona (vale, es más internacional, pero acabamos de nacer, hombre): concursos de cosplay, karaoke (¡"Give a Reason" es uno de los temas oficiales!), juegos de rol, juegos de cartas de Yu-Gi-Oh (juju... por fin podré volver a dar caña con mi baraja), dibujo manga, juegos de mesa orientales, clases de japonés, caligrafía japonesa, ikegami, proyección de cine japo, exhibición de artes marciales, concierto de Gothic dolls... *Nienna cogiendo aire* y en fin, arf, todas esas cositas que... arf... me han hecho dar brincos por toda mi casa durante, arf, varios minutos xD. Creo que mis padres me miraron como diciendo "ya está, esta vez no tiene arreglo", pero bueeeno... la felicidad es lo que tiene: hay que darle rienda suelta. ^^


Para más información: www.otakuisland.com

Cof, cof... ahora queda otro temita que resolver: el cosplay. Porque POR SUPUESTO voy a ir disfrazada. Ahora bien... ¿de quién?

· Una de mis candidatas es Sango, de Inu Yasha; tengo las botas, la blusa y no es difícil conseguir el resto... ¡Incluso tengo el peluche de su tan apreciada mascota, Kirara! Además, curiosamente siempre me he sentido identificada con este personaje. Hum... es el más sencillo, sin duda...




















· He aquí otro personaje que me atrae muchísimo... Alexiel, de Angel Sanctuary (bien es cierto que la serie en sí no me gusta, pero la estética del personaje es genial). Bueno, me encanta el traje y tengo suerte con el pelo, porque es casi igual (excepto por esa longitud que indudablemente le permitiría hacerse una cuerda que "líete-tú-de-la-liana" de Tarzán xD).




















· Y por último... no podía pasar sin concederle a mi serie favorita el honor de ser una de las candidatas. Ahora bien, ¿de quién me encantaría disfrazarme?, ¿de Lina? Demasiado bajita, le saco al menos 20 cm; ¿de Amelia? el pelo muy corto, y no me va eso de subirme a lugares altos... si me parto la crisma poco podré divertirme ^_^U; ¿de Martina? a esto ni siquiera pienso responder... ¬¬ Pues no, my friends, la tercera candidata es... ¡Naga, la Serpiente Blanca! Vale, ehhhh... su atavío es un problema (o más bien su "ausencia" de atavío ^^U), pero eso es algo que pretendo solucionar; no pienso ir por ahí enseñando carnes xDD.




















Alea iacta est. ¿Quién ganará? ¿Estrenaré el infante salón como Sango, armada con un boomerang gigante que hará estragos?, ¿seré algún misterioso espíritu investido con el ávatar de Alexiel, el ángel caído?, ¿o haré que el salón fracase estrepitosamente al provocar con mis risotadas el abandono del lugar? (¡OOOHOHOHOHOHO!). El tiempo lo dirá...

sábado, 17 de febrero de 2007

La Revelación

¿Qué mejor que iniciar el espacio con un buen relato? Aquí os dejo uno que escribí un lejano lunes, abocada a sufrir 24 interminables horas sin luz. Probadlo alguna vez: la máquina de escribir a la luz de una vela inspira mucho xD. La historia en sí es considerablemente ambigua y rezuma rareza por todas sus letras; me he encontrado con multitud de opiniones al respecto, unas que en esencia dicen "¡me ha encantado, es impresionante!" y otras que se limitan a expresar incertidumbre al preguntar "pero... ¿qué te estabas fumando aquel día?" xDD.


En fin, vosotros veréis a qué grupo queréis pertenecer. Espero que os guste. :)
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La Revelación

Mediados de otoño.
Era una fría tarde de mediados de otoño, un otoño cuyo gélido e implacable viento revestía las oscuras oquedades de su alma como un fantasma surgido de su sempiterno hogar en las sombras. Y lo cierto es que así era.
Pues no era otoño en su mundo. No, nadie sufría las melancólicas consecuencias del otoño en sus hogares, que en estos momentos daban cuenta de los placeres del verano.
No, pues no era otoño en su mundo, sino en su espíritu.

El escriba chasqueó la lengua al tiempo que se arremangaba su ajada túnica para evitar que se manchara. No pareció reparar en el hecho de que los rebordes de su atuendo ya estaban lo suficientemente ennegrecidos como para que tal muestra de prudencia tuviera real importancia. Con el entrecejo arrugado, el individuo se frotó distraídamente su prominente nariz, adornándola sin darse cuenta con una uniforme línea de tinta negra. Dejó la pluma en el tintero y tomó entre sus enjutas manos el amplio pergamino, soplando con delicadeza para que las letras y florituras impresas en él se secaran con rapidez. Carraspeó, analizando lo escrito con aire crítico.

"Mediados de otoño...", "una fría tarde de mediados de otoño...", "no era otoño en su mundo..." He ahí el primer error: había hecho excesivo hincapié en la palabra "otoño". A estas alturas ya debería haber aprendido a sacarle mayor partido a la riqueza de su propio lenguaje, pero no hacía más que caer en tópicos repetitivos y en una narrativa excesivamente ostentosa, a decir de él. Emitió un quedo gruñido, sabiendo lo que semejante conclusión significaba.

“En fin… vuelta a empezar”, le dijo aquella vocecita maliciosa. “Cállate”, fue la réplica tajante de su otro yo, “en lugar de repetirme una y otra vez lo obvio, ya podrías hacer bajar a Erato* para que me echara una mano.”

“Sabes que ella no tiene tiempo para ti, viejo idiota”, insistió aquella presencia pérfida que irónicamente presentaba su propia voz y apariencia, “ahora mismo, debe de estar ocupada colmando de ideas las soñadoras cabecitas de poetas mucho más prometedores que tú. Tendrás que apañártelas tú sólo”.

Con un gemido de angustia, el escriba hundió el rostro entre sus manos.

“Cállate…”, repitió.

La voz no contestó esa vez.

Exhalando un tembloroso suspiro de alivio, el escritor (o aprendiz en la materia, al menos) alzó el pálido rostro, perlado por multitud de gotitas de sudor que trató de eliminar con su también descarnado antebrazo. Crispó los huesudos dedos en torno a su proyecto de relato lírico y se mordió el labio inferior hasta tornarlo blanquecino. Debo mejorar, debo mejorar, debo mejorar… sí, así podían describirse sus obsesivas pretensiones en aquellos instantes.

Arrugó con frenesí el pergamino y lo lanzó por los aires. No tardó en coger otro, aplanarlo con febriles ademanes en el escritorio de madera y tomar de nuevo el instrumento que debía emplear para plasmar emociones, deleitar, crear… en otras palabras, su pluma.

Humedeciéndose los labios reiterativas veces, con los ojos desorbitados por la concentración y entre sutiles jadeos entrecortados, el escriba recomenzó:

Mediados de otoño.
Era una fría tarde de mediados de otoño, una estación cuyo gélido e implacable viento revestía las oscuras oquedades de su alma como un fantasma surgido de su sempiterno hogar en las sombras. Y lo cierto es que así era.
Pues no era otoño en su mundo. No, nadie sufría sus melancólicas consecuencias en sus hogares, que en estos momentos daban cuenta de los placeres del verano.
No, pues no lo era en su mundo, sino en su espíritu.

Emitió una suave carcajada. El sudor había regresado a su rostro y a su prominente calvicie, pero él no lo acusó: había corregido los errores; ahora, la introducción no parecía sonar tan mal. “Puede que Erato haya respondido a mis plegarias, después de todo…”
Sin soltar el artefacto de escribanía, se frotó las manos con un suspiro de satisfacción y se dispuso a reanudar su historia. Volvió a mojar la punta del objeto en el negro líquido y redactó:

Leonnard salió cabizbajo de su hogar al pie de las montañas. Ese día…
.....
Ese día…
.....
Ese día… ¿qué?”, se preguntó el anciano, desesperado. “No… no puede ser tan difícil. No… sólo necesito una chispa, una llama de inspiración”, ese día él… él… “Maldita sea, no, no… debo escribir, escribir”.

Ese día, ese día, ese día, ese día…

− ¡¡Maldita seas, Erato!! − Maldijo en un sollozo cargado de congoja. En el proceso también se había incorporado como un resorte, arrastrando ruidosamente la silla por el suelo de piedra y lanzándola al suelo. Pero eso tampoco lo advirtió. En aquel momento, en su destrozado corazón tan sólo tenían cabida sus decepciones y frustraciones. Se derrumbó sobre el suelo de cuclillas, encogido sobre sí mismo en posición fetal, llorando, derramando cada lágrima como si expulsara de su cuerpo a los mismísimos servidores del cruel Hades.

“Estúpido anciano senil. ¿Y de qué te sorprendes? No eres nadie, jamás llegarás a nada…”

Lentamente, asolado por tenues convulsiones, el escritor alzó el lloroso rostro, clavando los enrojecidos ojos en la presencia que le devolvía el escrutinio.

Un espejo…

No… no era un espejo… o al menos, eso se dijo cuando observó, dividido entre la desolación y el miedo, cómo el rostro de su propio reflejo se contorsionaba hasta esbozar una retorcida sonrisa. Una mueca que contrastaba poderosamente con las lágrimas que aún derramaba.

“Te lo dije, te lo dije”, su otro yo rió, regocijándose en su dolor, “no eres nadie, no eres nadie”.

− ¡¡No!! − chilló él mismo, o su otra presencia… ahora mismo, no sabía muy bien quién era. Se incorporó, cerrando con tanto ímpetu los puños que sus uñas se hundieron en su carne con ardorosa precisión. Apretó los dientes hasta que la cabeza empezó a palpitarle. Señaló a su reflejo, que no cesaba en sus risas, con un dedo acusador −. ¡¡Ahora lo entiendo… tú… por tu culpa… no soy capaz de expresar nada, no soy capaz de desbloquear mi mente!! ¡¡Tú evitas que mi inspiración se desate, que mi imaginación vuele libre!! ¡Eres… un demonio!

“¿Demonio?, no”, respondía el espejo, “tú me has creado. Sólo soy tú… y lo peor del caso es que no te das cuenta de ello”.
Las carcajadas de la imagen aumentaron hasta tornarse dementes. Los ojos del enloquecido escriba parecían salirse de sus órbitas mientras se sujetaba las sienes, clamando en silencio que todo cesara.

− Basta… basta… te mataré − dijo en voz alta. De improviso, emitiendo un aterrador alarido de sufrimiento, el anciano inició una veloz carrera dispuesto a arrebatarle la vida a ese malnacido hijo de los infiernos. Gritaba y gritaba, corría y corría… − ¡Te mataréeee!

Su esquelético cuerpo chocó contra el espejo. Los cristales saltaron en mil pedazos.

···

El estruendo despertó a los acólitos, que no duraron un instante en irrumpir con pasos presurosos en la habitación de su maestro.

− ¡Señor, señor! − exclamó uno al ver el cuerpo ensangrentado al pie del destrozado utensilio que tal vez, en su día, había sido un espejo.

− Está… está… − intentó decir otro, sacudido por unos violentos temblores que desembocaron en nauseas.

− Está muerto − el estudiante más sereno, cubierto su rostro por una máscara de pena, se hizo eco de los pensamientos de los demás. Se arrodilló junto a su sabio maestro, dándole la vuelta a su cuerpo inmóvil, maltratado. Se quedó sin habla cuando escudriñó su semblante sin vida.

Sus facciones se hallaban desencajadas por el horror del momento, adornadas sus mejillas y las comisuras de sus labios por hilillos de sangre y cristales rotos.

Pero sus ojos… sus ojos… todavía conservaban un tenue brillo que parecía expresar otra emoción. Algo que parecía ser…

Felicidad…

FIN
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* Erato: Una de las principales musas griegas. Ésta, en concreto, la de la lírica.

(P.D. Sí, sí, lo sé, el escriba de la ilustración es un monje medieval, pero el contexto de la historia está enclavado en el mundo griego clásico, vale... pero es que el dibujo iba que ni pintado xD).

A New Saga Begins...

Surgiendo de las oscuras profundidades del mundo, una tal Nienna observa desconcertada su nuevo hogar, mas no tarda en apretar los puños, con un fulgor de poderío en las pupilas, y ponerse a brincar.

─ ¡Bien, por fin! ─ Exclama en el éxtasis de la felicidad, alzando el rostro al cielo y emitiendo una estentórea y maliciosa carcajada ─. ¡Ya tengo blog, ya tengo blog! Oh, sí... ¡tiembla, mundo, porque Nienna ha llegado!

Las risotadas se intensifican...
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Ejem, ejem... y seguramente vosotros, oh, pobres mortales, os estaréis preguntando: "¿y quién demonios es esta loca?, ¿se habrá escapado de algún sanitario?, ¿le sobrará algún resquicio de cordura?" Bien, la respuesta a las dos últimas cuestiones es "sí y no", y en cuanto a la primera... el misterio será resuelto a continuación; así pues, sigue leyendo, mi abnegado lector... *niebla enigmática*

Ante todo, atentos a mi nombre, porque será la única vez que lo pronuncie (o teclee): Esther Hernández Santana, oriunda de aquellas lejanas tierras perdidas en el Atlántico y conocidas entre el populacho como "Islas Canarias"; y más concretamente del reino (que de reino no tiene nada... no, listillos, la Reina del Carnaval no cuenta ¬¬) de "Las Palmas de Gran Canaria". A despecho de mi verdadera identidad, por estos lares se me conoce como "Nienna Tinúviel", un seudónimo que tiene el privilegio de gozar de una laaarga y emocionante historia que ahora mismo no me apetece relatar... y tal vez no me apetezca nunca (cof, cof xD). Para el resto de mi información personal ya tenéis ese genial invento humano llamado "perfil". :P

Dicho esto, de momento no tengo más que añadir, excepto que tengáis los ojos puestos en mi pequeña morada, ya que en breve construiré más habitaciones (esto, en el lenguaje coloquial, quiere decir que a no mucho tardar añadiré más entradas, relatos y cositas varias ^^).

Me despido deseándote una feliz estancia en mi Arboleda...