Tarde me decido a incluir la noticia en mi blog, puesto que esta encantadora información llegó a ojos públicos hace unas dos semanas; pero en mi caso, acabo de descubrirla, así que para (ejem) simular que mi blog se actualiza con periodicidad aceptable, aquí la pongo.
¿Y qué ha ocurrido? No voy a ponerme a resumir la noticia, porque bastante bien explicada está
aquí, pero baste con decir que una organización ha pedido que "Tintín en el Congo", uno de los cómics primigenios de la saga dibujada por el famoso Hergé, sea retirada del mercado en Reino Unido por contener
"imágenes y palabras acerca de prejuicios raciales atroces, donde los 'nativos salvajes' parecen monos y hablan como imbéciles".
Y antes de que alguien de los aquí presentes se tire las manos a la cabeza y diga
"¿Tintín racista? ¡Pero qué tontería!" os diré que eso no es del todo cierto; en efecto, el cómic es bastante discriminatorio y tiende a presentar al hombre blanco como "el héroe extranjero que viene a culturizar a los salvajes". De lo que debemos quejarnos no es de que se acuse falsamente a Hergé por incluír estereotipos racistas (y de los que, todo sea dicho, se disculpó a su debido tiempo), sino de si es verdaderamente correcto censurar de este modo el susodicho después de más de medio siglo, cuando salta a la vista que lo acontecido en él no es más que el reflejo de una época en la que esto era algo habitual (no hay que olvidarse de la descolonización).
Porque, pensemos con lógica, si eliminamos Tintín, ¿por qué no eliminar también clásicos como "Las Mil y Una noches" o las obras de Shakespeare por machistas o misóginas? Absurdo, ¿verdad?
Hay que saber tener en cuenta el contexto histórico y el pensamiento de entonces. Si se hiciesen redadas por cada palabra ofensiva y políticamente incorrecta aparecida en obras antiguas (ya sean de cine, literatura o, como el caso que nos ocupa, cómics), no sobreviviría ni la mitad de las mismas.